Me encontraba caminando como siempre. Sin rumbo. Y una figura comenzó a caminar a mi lado. Me detiene y me ofrece una serie de objetos. Entre ellos un caleidoscopio (que giraba el sentido de la vida) Colores (para pintar un día gris) y otros, que no pude ver. Porque el que llamo mi atención fue el espejo de marco de plata que llevaba.
Ilusionada, la figura entonó la voz y muy entusiasmada exclamó;
-es tuyo si lo quieres-
Comenzé a observar el objeto, mientras la figura lo sostenía.
-¿ves?- me dijo - todo lo que ves ahí, eres tú. Impregnada de alegría, rebozando belleza, brillando.
-¿yo?-
-Sí, rodeada de todo lo que siempre deseo -
-increíble-
-¿sabes, en realidad, qué es lo que desea? - exclamó la figura- ¿ha pensado alguna vez lo que enserio le es imprecindible?-
-Jamás pude lograrlo-
-Pues, mirese ahí. Todo lo que tiene - Luego de mil y una lo logra, ¿ves?-
-Sí- exclamé (a punto de romper en llanto)
-¿lo ve?- Ahora recuerde. Es un espejo. NO EXISTE - gritó, resaltando con un impactante alarido las últimas dos palabras.
Y reventó el espejo contra el piso. (quebró en mil pedazos, el precioso espejo de plata)
Yo también quebré.
Y ahí me encontraba, tirada en el piso, arrastrandome. Con los vidrios clavados en las manos.
Así estaba. Minutos atrás tuve lo que anhelaba en las manos. Y ahora estaba destruido.
Desangrando
Lune
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