El rastro que dejó la estrella fugaz que descuartizó el cielo hizo vibrar el tiempo.
Los tres deseos no importaban. La sensación en el vientre que ahí comenzaba y terminaba en el subconsiente cuál luego retrataría en el más bello de los sueños.
Estallaba inspiración
"Deslumbramiento temporal seguido por un leve sacudón en la masa corporal"
La mano en la boca dónde la uña era mordida no producía ningún cambio en el nivel de ansiedad. El tiempo se tornaba eterno y eso era indiferente. El cielo destellante era sólo contemplable por mentes dónde sólo la perfección y el miedo a lo infinito estaban presentes. El cielo a la interperie se alborotaba de estremecimientos, seguidos de una ligera satisfacción. Satisfacción que hacía de respirar un arte. Respirar por una razón, seguir contemplando la noche colmada de soledad e incertidumbre.
El cielo se movió otra vez y el estrépito en el corazón enamoró de la existencia a su espectador.
Las estrellas comenzaron a caer. Caían e impregnaban al absorto objeto espectador.
Cubrían de polvo de estrellas toda superficie.
La magia se saboreaba en el aire. Que lentamente se guardó en lo más profundo de la razón
casi hasta llorar..
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