The drying of your tears

Pasaban las tres y treinta y tres minutos de las cuatro de la mañana y su cuerpo estaba petrificado a centímetros de la ventana. Y pensaba. Y fumaba. 
Y apagó el cigarrillo en la foto de Jim Morrison que tenía en la pared.
Y saltó por la ventana. No paso nada
Ni así podía escapar de su destino.

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