a perfect circle




siempre, pero siempre, buscando el eje de simetría de las cosas, sentado en la posición de loto con tu cuerpo en punto muerto, mirás el cielo, mirás el agua y todo tiene simetría, casi perfecta, casi enfermiza. Los jazmines blancos en mi pelo, decís que lo son, los panales de las abejitas, y seguís sentado mirando el orden estipulado de la naturaleza con tus ojos y ves tu propia simetría reflejada en el agua, ahora ves el árbol, enorme, lo partís con tu prolijo cerebro por la mitad, exactamente la mitad, como un diamante violeta, gris, morado, pensás también que las ondas emitidas por el sol también son simetría, y ahí volvés, y dibujas en tus ojitos pequeños el diamante que encontraste en el corazón del árbol.
(vale recalcar que el corazón del árbol es el corazón de tu cuerpo, de la vida, de la eternidad, somos un corazón eterno con forma de diamante y somos alma y somos naturaleza)

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