Cortázar en el limbo sonríe ansioso por abrazar a Spinetta

Que triste te vez con la pecera en la cabeza, los ojos mal pintados y el corazón quebrado, como una canción muy mala de los '80 y un vinilo de los beatles rayado -le dijo con una mirada aburrida-
Te extraño mon cheri, es que pasan cosas, pasa que leí rayuela en vez de releer la experiencia de Rutherford, y que Cortázar me hizo acordar a los besos azulados como tus ojos, mon cheri, y muchacha ojos de papel sonaba en el noticiero, que triste me ponía la muerte, la soledad, pescado rabioso, almendra y el vacío, los pechos de miel, y pensé que si estuvieras viendome cantar te reirías, y yo te diría que nuestro tiempo es hoy y no el ayer que inventan los mediocres melancólicos que no sonríen cuando llueve, -y el flaco canta: te haga reír, hasta llorar, y no hables más muchacha- y me acuerdo de mi verborragia que tanto detestás y que te tortura a la noche antes de que durmamos antes de un par de besos, de unas caricias, de un sexo, y te pido que no me dejes sola en ese mar de oscuridades, tormentos e insomnio que me acosan desde siempre, y dormís, y te veo tan, tan...
cuando todos duerman te robaré un color
¿cuál de todos los colores, mi amor? si tenés tantos, en los ojos, en las manos y en la voz tan endulzada.
Y ahora llega la parte en que no se si hacerle caso al vaivén de sentimientos, o al que me dijo que me veo muy triste.

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